Toda relación deja una huella. Al final del día son momentos y experiencias que forman parte de nuestra historia pero ¿qué pasa cuando involuntariamente regresamos a ellas?
Fantasear con tu ex es más común de lo que crees, y sin duda es una experiencia que deja un sabor amargo. Estés en una relación o no, el hecho de fantasear con el/la protagonista de una relación que ya terminó puede hacer que te sientas incómodo incluso culpable.
Y es que muchas veces nos convencemos de una idea que puede ser errónea. El calor del momento puede hacer que confundamos la atracción sexual con el sentido de intimidad y erotismo.
Todo es cuestión del contexto. Por un lado, si estás decaído o pasando por un mal momento – ya sea en tu soltería o en tu actual relación – la nostalgia puede apoderarse de tu subconsciente y llevarte a fantasear con “algo diferente” o, mejor dicho, “algo conocido”.
Por otro lado, las fantasías con tu ex pueden ser una señal de que algo te está faltando. No quiere decir que la situación sentimental en la que te encuentres es causa perdida, más bien habla de que es momento de hacer algunos ajustes. Y es aquí donde entra la introspección.
Pregúntate ¿qué me hace falta? ¿Hay alguna necesidad que no estoy cubriendo? Nadie responderá a estas preguntas mejor que tú.
No lo decimos nosotros, lo dice la ciencia. Estudios de la Universidad de York han comprobado que las fantasías no sólo son naturales sino incontrolables. Lo importante no es la fantasía, es lo que haces con la información que te da dicha fantasía.
Tranquilo, no estás siendo infiel ni aferrado. Simplemente estás siendo un ser humano.