Ser hombre en pleno sigo XXI, dista mucho de lo que era serlo en épocas de nuestros padres y abuelos, pues vivimos una ruptura de paradigmas a muchos niveles y estructuras. Los estudios culturales y los movimientos feministas, han colocado temas en las agendas que son importantes de tocar, hablar y debatir en miras a crecer como sociedad e individuos, y uno de esos debates es el de la masculinidad y lo que significa ser hombres de verdad.
Hay debates que son necesarios, que lejos de rehuir de ellos, es importante traerlos a la esfera pública con argumentos sólidos, pero con la misión de que se traduzcan en herramientas funcionales para todos los interesados. La llamada “Caja de masculinidad” se apoya de 7 pilares de lo que es ser “UN HOMBRE DE VERDAD”, mismos que se traducirán en una serie de artículos donde intentaremos sumergirnos en sus cimientos y al mismo tiempo, pensar en alternativas que nos ayuden a construir contranarrativas a estas prácticas nocivas. Salir de la caja no es tarea sencilla ni en línea recta. Será un trabajo que muchas veces nos exigirá vernos sin filtros pero que valdrá la pena para tener relaciones más sanas con unos mismo y los demás.
Los siete pilares que conforman esta caja son los siguientes:
Autosuficiencia. Ser fuerte. Ser atractivo. Masculinidad rígida. Heterosexualidad y homofobia. Hipersexualidad. Y por último agresión y control.
Cada uno tendrá su tiempo para adentrarnos en sus fondos y formas, pero empecemos por el inicio y demos paso al primero: Autosuficiencia.
Dentro de la caja de la masculinidad, existen mandatos que se deben cumplir cabalmente para ser considerado masculino. Ser autosuficiente es uno de esos mandatos. La realidad es que la autosuficiencia no es precisamente una práctica del todo mala.
Ser autosuficiente muchas veces tendrá que ver con ser independientes y hacer las cosas por uno mismo, aunque hacer las por uno mismo no significa que lo tengamos que hacer solo. La autosuficiencia mal entendida es el mandato del silencio de nuestras emociones, el sentir miedo, vulnerabilidad, debilidad, inseguridad, fragilidad o preocupaciones y no poder externarlas por el miedo a ser visto como poco masculino o poco eficientes, debido a que los mandatos reclaman alejarse de toda connotación femenina y su relación con lo frágil o lo débil.
Un hombre de verdad, tendrá que mostrarse siempre exitoso, poderoso y fuerte, pues se nos ha impuesto el rol de ser un roble ante la adversidad. Y no es que ser un roble esté mal, pero no pelear contra las emociones de miedo o la inseguridad, se trata más bien de aprender a gestionar nuestras emociones.
Aprender a conocernos, expresar nuestros miedos e inseguridades y tratar de ir reconociendo en qué momento, me estoy limitando a sentir por un decreto masculino e intentar encontrar caminos alternativos más flexibles y amigables donde poder expresarnos y experimentar el sentir. Esto nos quitará una enorme carga, la carga de parecer todo el tiempo ser fuertes. A continuación, presentaré un cuadro de mitos vs realidades respecto a la autosuficiencia:
Mito: Tenemos que mostrarnos fuertes todo el tiempo y ante la adversidad.
Realidad: La realidad es que no se trata de negar la fortaleza, sino de aceptar nuestra vulnerabilidad. Llorar, preocuparse y pedir ayuda son emociones naturales y como hombres, es válido sentir la necesidad de dejar el papel de ser fuerte.
Mito: Si muestro miedo, soy menos hombre.
Realidad: Sentir miedo puede ser una herramienta que nos hará crecer. Huir o suprimir el miedo solo lo incrementará. El miedo puede ser un radar para identificar inseguridades y hacernos cargo de nuestras emociones, siempre desde la empatía.
Mito: Tenemos que resolver todo y poder con todo.
Realidad: Hay cosas que no están en nuestras manos, y entender que hay cosas que no están en nuestro alcance es también saber los límites de nuestras preocupaciones. Hacernos responsables de lo que nos corresponde será el mejor hack para dejar de controlar todo.
Para nuestro experto Manuel Hernández, psicoterapeuta: La idea de autosuficiencia está tejida con diferentes creencias y comportamientos. Socialmente aún se suele considerar que un hombre demuestra ser hombre cuando logra bastarse a sí mismo, es decir, “cuando deja de depender”. Depender o necesitar de alguien más es visto y vivido como una incompletud, como no ser suficiente, insuficiencia de ser hombre, ser débil; por consecuencia el solicitar apoyo se vive como algo que no nos está permitido.
Ante esto, lo ideal sería que los hombres encontremos una red de apoyo, tejer espacios seguros donde no se nos juzgue y juzguemos. El terapeuta Manuel Hernández continua: Esto implica pensar en nuestras redes de apoyo, en la forma en que nos relacionamos y construimos intimidad con nuestras personas de apoyo. Hay personas que ignoran cómo tejer un espacio de cuidado y seguro. Recomiendo que los hombres nos preguntemos acerca de lo pensamos qué es el apoyo y el cuidado mutuo, así como la tensión y el malestar en nuestros vínculos.
En síntesis, la autosuficiencia es el primer pilar de la Caja de la masculinidad. El mandato de poder con todo, no parecer débil y alimentar la expectativa de que tenemos que ser fuertes todo el tiempo, genera una carga que puede traducirse en frustración o estrés. Lo mejor, será permitirnos otra forma de vivir la autosuficiencia, desde el cuidado y el apoyo mutuo, desde el expresar y habitar nuestra masculinidad con ternura y cuidado.