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El tormento del sobrepeso: Las consecuencias psicológicas de tener obesidad. Relatado por Santi Casas

El tormento del sobrepeso: Las consecuencias psicológicas de tener obesidad. Relatado por Santi Casas

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Me llamo Santi Casas, tengo 19 años y, desde que tengo memoria, he sufrido por mi sobrepeso (he llegado a pesar más de 126 kilos). Me acuerdo que cuando iba en segundo de primaria, me rompí el brazo en el colegio y, cuando me llevaron al hospital, me dijeron que pesaba 80 kilos. ¿Con 9 años? Así es.

Para mí ha sido difícil. Al principio no me afectaba tanto, era feliz como cualquier niño, hasta que empezaron las burlas en el colegio porque yo no era como los demás. Cuando los otros niños se juntaban para jugar y hacer actividades, yo me tenía que hacer a un lado porque no podía hacer lo mismo que ellos, me quedé sin amigos y empecé a llenar ese vacío con comida.

Pasaron los años y entré a la adolescencia, fue ahí cuando me di cuenta de que tenía un problema serio, ya que mi vida era muy diferente a la de los demás. Veía cómo todos, poco a poco, empezaban a tener una vida social, a tener pareja… en fin, cosas que un adolescente tiene que vivir. Yo, en cambio, me encerré en mis inseguridades que cada día crecían más y más, al igual que el número en la balanza.

Me empezó a afectar mentalmente, entré en una depresión tan fuerte que dejé de ir al colegio, dejé de salir de mi casa y me aislé del mundo en mi cuarto escuchando música e imaginado un mundo perfecto del que yo era parte, pero, la verdad, mi realidad era todo lo contrario. Llegó el día en el que decidí que yo quería que ese mundo imaginario del que tanto disfrutaba fuera una realidad, así que empecé a escribir canciones, a sacar de mí todo eso que tenía guardado desde hace años, por fin había encontrado un nuevo motor que me impulsaría a seguir adelante: la música.

Empecé a tomar clases con una de las compositoras más importantes de México, Mónica Vélez, ganadora de dos premios Latin Grammy, ella me enseñó a amarme a mí mismo sobre cualquier cosa y que la música era mi superpoder. Me había convertido en una persona fuerte y segura de sí misma, pero seguía teniendo el mismo problema de siempre: mi sobrepeso.

Estaba decidido a cambiar por mi salud, intenté miles de dietas extremas, incluso dejé de comer, aunque si bajaba un kilo subía dos de regreso. Decidí entrar al mundo de las redes sociales para contar mi historia, y de la noche a la mañana había llegado a cientos de miles de personas con el mismo problema que yo. Empecé a cumplir todas mis metas, canté frente a miles de personas, junto a artistas como el grupo Matute y el cantante regional Julión Álvarez, todo iba muy bien, por fin era feliz y estaba en el mundo que tanto había soñado, hasta que la pandemia empezó y mi mundo se derrumbó de nuevo. Volví a caer en la depresión y había vuelto a comer como antes, obviamente empecé a subir de peso y fue entonces cuando alcancé mi peso máximo, 126 kilos a los 19 años. 

Santi Casas a inicios de la pandemia.

Me di cuenta de que tenía que ser fuerte por mi salud, que la vida está llena de altibajos y que no podía recaer en la comida cada vez que algo sucediera, decidí que quería una vida sana, física y mentalmente. Había oído mucho sobre una dieta muy famosa, la dieta Keto, así que decidí probarla ayudado de la consulta con un especialista y, al mismo tiempo, empecé a hacer ejercicio en mi casa mientras estaba en cuarentena. Me sentía lleno de energía y motivado, había decidido cambiar mi vida de una vez por todas. Empecé a notar cambios después de las primeras dos semanas y eso me motivó a seguir.

Cada semana los cambios eran más evidentes, seguí adelante durante 7 meses y logré bajar más de 40 kilos, pero aunque estaba feliz por haber logrado bajar el peso que me atormentaba desde chiquito, un nuevo problema llegaba a mi vida: la piel flácida y vacía que quedaba después de quitarle tanta grasa a mi cuerpo. Si mis inseguridades por tener esos kilos encima eran fuertes, ahora que no los tenía eran mil veces peor; algo estaba mal psicológicamente hablando.

Santi Casas terminando dieta keto.

El peso se puede quitar con disciplina, pero la piel flácida no. Después de mucho pensar y consultar con expertos fue que decidí recurrir al cirujano, me sometí a una de las cirugías más fuertes que existen, la abdominoplastía (de la cual hablamos brevemente en este post), que consiste en recortar toda la piel sobrante para conseguir el cuerpo que toda la vida había soñado y sentirme normal; después de 8 horas en cirugía y cuatro kilos de piel menos, lo había logrado.

Pasé por mucho, pero pude aprender a amarme, a que los sueños se pueden alcanzar y a que nada en esta vida es fácil, aprendí a ser constante y a tener disciplina, porque sin eso no lo hubiera logrado y, hoy, después de un año de cambios, 51 kilos menos, y de haber tenido una vida completa reprimido por el sobrepeso y mis inseguridades, puedo decir que lo logré, soy feliz y he empezado a vivir.

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