La pandemia ha sido un catalizador para un sinfín de cosas siendo una de las más reconocidas la adopción global del famoso Work from home (trabajar desde casa).
Lo que en un principio sonaba como el sueño perfecto, para algunos se volvió una pesadilla. La gente comenzó a trabajar más y más. Ahora tenías la computadora del trabajo al alcance de tu mano “¿Qué me cuesta contestar ese mail? Y de paso voy a acabar el Excel que dejé pendiente”.
Y así poco a poco fuimos siendo absorbidos por nuestro trabajo en nuestros hogares. Fue un cambio tan sutil que los efectos apenas comienzan a reflejarse en la fatiga de las personas, las renuncias y las horas de conexión.
Sin embargo, la pandemia fue sólo un potencializador de un fenómeno que las personas vivían y viven día con día. Ya sea nuestra constante búsqueda de la perfección, por sentir culpa cuando tenemos tiempo libre, por sentirnos útiles o como sea, trabajar todo el tiempo puede traer consecuencias en tu salud tanto física como mental.
- Tus niveles de cortisol (la hormona del estrés) incrementan.
- Falta de sueño.
- No comes suficiente.
- Descuidas tus relaciones personales.
Hay muchas más, por lo que debemos tener mucho cuidado de evitar el burnout. La clave es poner límites, y no será nada fácil. Te has acostumbrado a un “ritmo” de trabajo que incluso el más mínimo cambio podrá parecerte mayúsculo. Date tu tiempo libre, pon horarios, haz ejercicio, medita, lee, cualquier actividad que te permita tener TU espacio.
Al final del día el colapso no le conviene a nadie ya que por si fuera poco, esto también tendrá un efecto a largo plazo en tu productividad. Presta atención a tu mente y cuerpo y aprende a decir “basta”.