Las pestañas, seductoras y protectoras, son parte clave de nuestro concepto moderno de belleza. Pensemos por un instante de dónde viene su atractivo.
Cuando de pestañas se trata, el tamaño SÍ importa.
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Las pestañas largas crean la ilusión de que nuestros ojos son más grandes. Esto, debido a que enfatizan los anillos limbares, o sea el anillo que aparece en los ojos alrededor del iris, entre la córnea y la esclerótica, enfatizando también esta última (la membrana blanca de los ojos). Estas características las relacionamos con la juventud, ya que el anillo limbar se aclara con la edad. Sólo piénsalo ¿a tus abuelos se les notan mucho las pestañas?
Ya vimos como el tamaño impacta en la belleza, pero ¿cuál es su utilidad? Las pestañas funcionan como protectoras del ojo ante la presencia de polvo, bacterias y contaminación ambiental. Su componente (la queratina) las dota de flexibilidad y resistencia para luchar contra las condiciones difíciles.
Pero es curioso, pues la mayoría de hombres nunca se preguntan ni se preocupan por esta parte del cuerpo e irónicamente son ellos los que la tienen más fácil. Biológicamente, los hombres tenemos las pestañas más largas que las mujeres (en parte, por los mayores niveles de testosterona).
Eso no quiere decir que seamos poco cuidadosos. Al final del día, perdemos alrededor de 5 pestañas al día, las cuales se renuevan cada cinco semanas. Es así que para cuidarlas y protegerlas, simplemente lava tu rostro al despertar, elimina las impurezas y aprovecha esas pestañas por las que cualquier mujer mataría.
¡Es hora de sacarnos provecho!
