La Copa del Mundo está cada día más cerca, el domingo 20 de noviembre dará inicio este torneo y con ello, muchas dudas respecto a la organización se han generado entre la afición, sobre todo, en el entendido que esta sede tiene diversas prohibiciones como por ejemplo, la ilegalidad de la homosexualidad, por lo que la comunidad LGBTQ+ está al arbitrio de leyes discriminatorias.
Conforme a la Asociación de Fútbol, se ha asegurado que los fanáticos pertenecientes a la comunidad, no se enfrentarán a un arresto por besarse o tomarse de la mano en público; el director ejecutivo de la asociación, Mark Bullingham, ha declarado que la policía del país ha sido informada sobre ser tolerante durante el torneo.
Adicionalmente a este hecho, Bullingham señaló que se han mantenido conversaciones con las autoridades, de las cuales, han tenido conocimiento que se permitirán banderas del orgullo, mientras estas no se introduzcan en alguna mezquita; las personas podrán besarse y tomarse de la mano. Este comunicado se lanzó justo unos días después de que el capitán de Inglaterra, Harry Kane, anunciara que usará un brazalete para apoyar la campaña contra la discriminación, OneLove, a finales de este año.
Sin duda, estas declaraciones se emitieron después de las diversas denuncias de organizaciones que trabajan por los derechos humanos y que han puesto el foco en los derechos de los trabajadores, las mujeres y las personas homosexuales, quienes no son respetados por las autoridades, es por esto, que la percepción que se tiene respecto al país y su policía es incierta, por lo que los visitantes no se sienten seguros.
A pesar de que se ha manifestado la permisión de las muestras de afecto, las autoridades no se han cansado de repetir que el país es mucho más modesto y conservador, por lo que piden a los aficionados respetar las tradiciones y la cultura (lo que incluye no expresar muestras de afecto en público, incluyendo parejas heterosexuales)por lo que la afición sigue sin sentirse cómoda ante tal situación.
Además, muchas asociaciones señalan que el Mundial no tendría que servir para ocultar las violaciones de derechos humanos que actualmente existen en estos países, sino para ponerlas sobre la mesa e invitar al diálogo a fin de que estas vejaciones no ocurran de manera arbitraria y reiterada.
De alguna forma, el país sede es consiente de los requisitos de la FIFA en materia de derechos humanos y por ello, se ha pronunciado comprometido a que todo el mundo participe y disfrute el torneo de manera segura. Sin embargo, tras todo lo acontecido en distintos países radicales de manera reciente, muchos aficionados han expresado que no se sentirían seguros en un entorno así, por lo que cancelarán su asistencia.