Antes, durante y al final del sexo las personas reaccionamos de diferente manera, esto es algo muy normal y tiene mucho que ver no sólo con nuestra personalidad, si no también con nuestro cuerpo y con las emociones que se involucran en las relaciones sexuales.
Durante el contacto sexual, más si es que se realiza con la persona con quien se mantiene algún vínculo afectivo, interviene una gran cantidad de emociones, sensaciones y reacciones físicas en el cuerpo, en general cada persona vive la sexualidad de diferente forma, puede suceder que después del orgasmo experimentes una sensación de relajación, sin embargo, en algunas personas aparecen sensaciones de tristeza, ansiedad y también pueden sentir unas inmesas ganas de llorar después del sexo, lo cual puede durar minutos, e incluso horas posteriores al contacto íntimo.
A esta reacción se le denomina crymaxing o disforia postcoital, es una condición más común de lo que se piensa, en la cual, además de tristeza y ansiedad, se experimentan sensaciones de vacío, desasosiego, angustia e irritabilidad después del orgasmo, generalmente después de tener relaciones sexuales, aunque también se puede hacer presente durante la masturbación.
De acuerdo con diversos estudios, entre ellos el de la Universidad de Queensland en Australia, el 46% de las personas encuestadas confesó haber llorado al menos una vez en su vida posterior a algún encuentro sexual, siendo algunas de las razones el placer desbordado, una conexión intensa al momento del encuentro, inseguridades y emociones reprimidas desde la infancia.
Aunque hombres y mujeres de cualquier edad se encuentran propensos a sufrir esta emocionalidad, son las mujeres quienes conforme a diversos estudios en su mayoría han experimentado estas sensaciones, lo cual tiene sentido por la pobre educación sexual que tenemos y la represión de la libertad sexual que existe sobre ellas.
Lo que es vital mencionar es que aunque la disforia postcoital es poco reconocida socialmente, muchas personas lo experimentan a lo largo de su vida sexual, por lo que en caso de experimentarlo considera en todo momento que no debes sentirte culpable o responsable por “arruinar” el momento, además debes de comunicarle a tu pareja que esto no sucede a consecuencia de una relación sexual insatisfactoria o desagradable, de esta manera no lo harás sentir mal.
Aunque se trata de una condición “fugaz y temporal” que puede, o no, ocurrir después de tener relaciones sexuales, es importante poner atención a tu cuerpo y mente si es que se prolonga, se presenta regularmete o se acompaña de otros malestares, acude con un especialista de la salud mental o física, según sea el caso.
Esto es porque algunos expertos en sexualidad comentan que esto puede suceder por alguna molestia derivada de una herida ocasionada durante el acto sexual, por algún episodio de ansiedad, o como comentamos, por algún trauma interiorizado que aún no resolvemos, por ello es necesario que resuelvas estos problemas con un experto que pueda ayudarte.
Así que si en algún momento te ocurre, no te preocupes, interioriza y reflexiona por qué te ocurrió, si crees necesario consulta a algún experto para que te lleve de la mejor manera a trabajarlo y también platica con tu pareja a fin de que te acompañe y logre comprenderte.
