El sexo como muchas cosas en la vida, puede disfrutarse de diferentes maneras. Podemos optar por añadir algunos objetos o prácticas para hacerlo mucho más interesante y sobretodo, candente para ambas partes, una de estás prácticas puede ser la humillación.
Tal vez has escuchado respecto la figura de la dominación y su contraparte el sumiso. En este sentido, una de las prácticas que en ocasiones se realizan, dentro de su dinámica, es la humillación, la cual se traduce en insultos y trato despectivo hacia quien ejerce el papel de sumiso, mismo que se excita al ser “tratado mal”, es decir, disfruta del control ejercido por el amo, reforzando su poder.
El placer dentro de estas situaciones, tiene sin duda, un claro aspecto psicológico que está intrínsecamente relacionado con el rol que asumen los sumisos y con otra práctica, el masoquismo, además de que claro, las personas que dominan, también pueden excitarse al despreciar a la otra persona.
Esta modalidad del sexo involucra aspectos de índole sumamente personal, lo que significa que entre las personas que gustan de ejercer este tipo de prácticas, es necesario que exista un nivel de confianza y de comunicación muy altos, además de mantener un pensamiento abierto, tomando en cuenta que la persona dominante debe conocer lo que la pareja percibiría como humillante y por ende, sumamente excitante sin transgredir sus límites.
Normalmente, para esta forma de tener sexo, lo usual es que existan insultos verbales, unas simples bofetada. Asimismo, el escupir al otro puede resultar atractivo, práctica también conocida como “spitting” o lluvia plateada. En cuanto a las palabras, es frecuente que la persona dominante use algunos sustantivos como “perro” o el nombre de otro animal en lugar del que ejerce el rol de sumiso y no solo eso, pues lo puede hacer actuar como tal, poniendo un collar y dándole pequeños golpes con un fuete, además, de darle órdenes como besar sus pies o zapatos.
Incluso, dentro de esta parafilia hay una práctica llamada sissy, en esta, el papel de sumiso lo adquieren los hombres, quienes realizan el juego de la feminización, vistiéndose con tacones y ropa interior femenina. En este sentido, para el sumiso puede resultar más interesante, si esta actividad lo incomoda, de hecho, la excitación puede aumentar cuando la humillación sucede en público.
En general, hay que recalcar, que estas prácticas deben llevarse a cabo siempre en consenso y se debe mantener dentro de un juego, el cual tenga límites o reglas para ambas partes. Es también importante no intentar racionalizar estas actividades, ya que esta u otra filia, son solo hechas por el simple placer y el disfrute del sexo.
En esta interacción, lo que podría resultar vergonzoso para algunas personas, se convierte en algo muy placentero y sumamente excitante para otras, así que sin duda, la humillación erótica puede elevar el sexo y el placer. Por incluir situaciones bochornosas, podría ser considerado inusual, aunque expertos en sexo han ejemplificado el por qué este tipo de prácticas podrían dar matices muy placenteros en tu relación: Imagina al dominante ordenarle un baile erótico al sumiso.
Por esto, si decides estrenarte en el ámbito de la humillación erótica, empieza por plantear lo que te gusta, así como los límites a los que llegarías. Y no pierdas de vista que aunque el juego es dominar la situación, debes tener consideración hasta donde puedes llevar este papel dentro de la intimidad.