Categorizar relaciones tóxicas siempre suena fácil. Pensamos que al ver actitudes de celos, enojos repentinos o mucha convivencia en una relación ajena a nosotros la hacen tóxica en ese instante y a partir de ahí nunca dejamos de pensar así. Se nos hace fácil comentar sobre las relaciones de las personas a nuestro alrededor, categorizamos otras formas de vivir con muy poca referencia. Un problema grave y de mucha importancia en nuestra sociedad es el criticar todo, todo menos aquello que tenga que ver con nosotros. ¿Te suena sobre lo que estamos hablando?
Hay un ejemplo muy claro y lo vamos a explicar de la forma más breve posible: ¿Cuántas veces has criticado a esa persona que tanto te cae mal, esa que de plano no toleras? ¿Tienes la respuesta? Perfecto. Ahora: ¿Cuántas veces te han criticado a ti y te lo han dicho o lo has escuchado? ¿Cómo has reaccionado? ¿Te ha pasado que lo niegas por completo? ¿Que piensas que esa persona que hablo de ti está loca? Independientemente de si lo que ha dicho es cierto o no, este es un ejemplo perfecto de cómo identificamos defectos en los demás y no en nosotros mismos. Y es que, ¿Te has puesto a analizar tus relaciones? Y ojo, no solo estamos hablando de la relación amorosa que tienes o tuviste alguna vez.
Lillian Glass, autora del libro Toxic People define una relación tóxica como: “Cualquier relación entre personas que no se apoyan entre sí, donde hay un conflicto y uno busca socavar al otro, donde hay competencia, donde hay falta de respeto y falta de cohesión”.
Piénsalo así: ¿Cuántas veces no hemos escuchado que las relaciones son un trabajo duro, que las peleas son normales, que siempre hay momentos difíciles dentro de una relación? (Nada que no sea verídico) Pero, a veces por más cierto que sea, este tipo de pensamientos pueden distraer la atención de las causas legítimas de preocupación en la vida social y romántica de una persona, incluidas las señales de que una relación puede haberse vuelto, o siempre fue, tóxica.
Muchas veces la gente pasa por alto que una relación tóxica puede ser con tu amiga, tu mamá o hasta tu socio, no únicamente se limitan a parejas románticas ¿Es raro enfrentarlo así, verdad? Para hacerlo más claro: Una relación tóxica es constantemente desagradable, agota a tal nivel que los momentos negativos superan por completo a los positivos. ¿Sabías que una relación tóxica es mentalmente, emocionalmente y posiblemente dañina físicamente para uno o ambos participantes?
Samantha Novia, empowerment coach, nos ayudó a verlo de una forma bastante clara:
‘Lo primero que piensas con una relación tóxica es en relación de pareja, cuando en realidad va más allá de eso, es la relación que tienes contigo mismo, con tus amigos, con tu trabajo. Cuando entras en una relación tóxica se pierde el amor, no hay respeto, no hay lealtad, no hay libertad. Hay celos, manipulación y abuso. Existe una dependencia, en donde crees que la otra persona te pertenece. En mi caso, revisaba mi celular todo el tiempo, hasta las conversaciones con mi mamá, y todo acababa siendo mi culpa porque “no confiaba en mi”. Cuando conocía a mis amigos se enojaba y buscaba peleas para salir de ahí. Y cuando yo me daba cuenta de todo esto y quería salir, el pedía perdón: “no puedo vivir sin ti, voy a cambiar”. Habían veces que me daba miedo decirle las cosas, decirle que no podía verlo, cancelar planes, llegar tarde, tener trabajo, querer estar con mi familia, ser yo.’
‘El camino para salir de ahí no fue nada fácil. Estuve 1 año en terapia, tomando antidepresivos y trabajando día a día en mi. Y un día decidí que ya no más. Me di cuenta de lo mucho que valgo, me di cuenta que a esta vida vinimos a ser felices. Me di cuenta que llorar diario no era normal, que me alejé de mis amigas, que mi familia era todo lo contrario a lo que él decía. Que yo valgo y muchísimo.’
¿Cuáles son los signos de advertencia de una relación tóxica? Todos aquellos que incluyan una forma de violencia (física o mental), abuso u hostigamiento y deben tratarse de inmediato.
Ojo: Muchas veces los indicadores de que una relación es tóxica son muchísimo más sutiles. Y es aquí donde tenemos que tener mucho cuidado.
- Infelicidad persistente. Así, directamente. Si tu relación comienza a hacerte sentir triste, te da momentos de enojo o coraje más que felicidad, puede ser tóxico.
- ¿Existen cambios negativos en la personalidad o el autoestima de tu pareja? ¿O en ti? Laura Glass comenta: “Estos cambios son banderas rojas totales. Sentir como si no puedes hablar o expresar es una señal que algo está mal.
- Sentir que necesitas atender a tu pareja todo el tiempo también es una señal. Hay una línea muy delgada entre hacer algo por tu pareja con amor, a dejar de ser tu y que tu pareja sea todo.
- Comenzar a escuchar a la preocupación de tu familia o amigos, es algo que hay que tomar muy en serio. Recuerda: las personas en relaciones tóxicas son a menudo las últimas en darse cuenta.
Y si sabemos que una relación tóxica es tan dañina, ¿Por qué permitimos entrar a una? ¿Por qué no salimos de ahí? ¿Cómo pedir ayuda si el abuso no es notorio? ¿Si no hay golpes ni moretones? ¿Qué pasaría si en vez de buscar pareja nos buscáramos a nosotros mismos? ¿Si en vez de complacer a alguien más, te complaces a ti? En palabras de Samantha Nova:
“El amor empieza contigo, el famoso amor propio del que todo mundo habla (no por eso significa que sea fácil, es el trabajo que más esfuerzo requiere y en el que trabajarás cada día de tu vida). Este amor propio salva vidas, ahorra lágrimas y evita las tan nombradas relaciones tóxicas.”
¿Has identificado una o más de estas señales dentro de alguna de tus relaciones?. Es tiempo de tomar acción. Estar dentro de una relación tóxica puede llegar a tener consecuencias fatales y nunca es tarde para parar. Busca ayuda de un profesional, acércate a tus amigos, a tu familia, a tu vecina, a quien tu quieras. Pero hazlo. No es tu culpa.