Todo mundo dice que debe gustarnos nuestro trabajo. Piénsalo, el trabajo consume más de la mitad de nuestro día y, si vamos a la oficina, se vuelve como nuestra segunda casa. Considerando todo esto, diría la teoría, más vale que nos guste nuestro trabajo.
A esto se suma la nueva y refrescante perspectiva que la generación más jóven (Gen Z) le da al concepto del trabajo. Siempre en busca de experiencias nuevas y con una visión “desechable” del trabajo. Algo que podemos ver en su facilidad para ir de trabajo en trabajo no por un mal desempeño, sino por este deseo de vivir muchas cosas.
Por un lado tienen un punto importante. Debemos de encontrar en nuestro trabajo un propósito, debemos experimentar y probar antes de establecernos. Y aún ya establecidos, nunca es tarde para cambiar y escoger un nuevo rumbo. Por otro lado, la libertad que vemos en la generación más joven tiene su origen, en gran parte, en la propia juventud.
No todos tienen la oportunidad y/o posibilidad de cambiar de trabajo, de probar o de trabajar donde les gustaría. Algunos tienen responsabilidades que simplemente imperan sobre la búsqueda de un trabajo “ideal”. Y es aquí donde la pregunta del título cobra sentido.
Creo que una pregunta más importante sería: ¿Conocemos el porqué y el para qué de nuestro trabajo? Esta pregunta va más allá de la afinación que podamos sentir para tocar algo más importante; el propósito de nuestro trabajo.
La respuesta a esta pregunta dependerá de cada quien. Puede que veamos nuestro trabajo como la forma de sostenernos económicamente o tal vez el medio que, aunque no nos guste, nos permite tener cierto nivel de vida, o incluso verlo como un trampolín que nos impulsará a un trabajo aún mejor. Lo importante es saber por qué y para qué hacemos lo que hacemos y si nuestro trabajo contribuye a brindarnos esa plenitud que todos buscamos.
Finalmente, independientemente de que te guste tu trabajo o no, es necesario encontrar un balance de vida. El tan sonado burnout es capaz de afectar a todos, a veces puede ser evidente si no te gusta tu trabajo o más sútil si trabajas en lo que quieres. La plenitud no sólo se encuentra solamente en la estabilidad económica o en la sensación de cumplimiento de metas. También está la familia, los amigos, las relaciones y las experiencias más allá de la oficina o el WFH (Work From Home).